por Alejandro Rodríguez
Una mas y van… El Gobierno Nacional discontinúa un plan estratégico que involucró a las gestiones de Daniel Katz y Gustavo Pulti y que perseguía el objetivo de constituir a la Ciudad de Mar del Plata en sede de los Juegos Panamericanos 2023.
Este plan nació con un defecto de base, ser apoyado por el anterior gobierno nacional, razón por la cual debía quedar trunco del mismo modo que otros programas de política pública probadamente exitosos vinculados a la salud, la educación o la contención social.
Durante el Gobierno de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, a partir de la decisión política de constituir al Deporte en política de Estado, la ciudad de Mar del Plata fue sede de acontecimientos deportivos de nivel internacional, pero según las actuales autoridades, hoy no reúne las condiciones en lo referente a infraestructura para presentarse como sede del evento mas importante que se organiza en el continente, aun cuando el mismo se celebraría dentro de seis años. En consecuencia, se eligió la auto-exclusión.
Hubo un triste antecedente, cuando desconociendo compromisos asumidos ante la FISU ( International University Sport Federation), las autoridades nacionales, provinciales y municipales pretendieron suspender los Juegos Universitarios Sudamericanos 2016, la intervención de la Confederación Argentina de Deportes presidida por Víctor Santamaría asumió la responsabilidad apoyando a la Federación Universitaria Argentina (FeDUA) y salvó a la Argentina de un papelón internacional para que los torneos puedan celebrarse en la Ciudad de Miramar.
Esta política no tan sólo representa un perjuicio en lo que respecta al prestigio que nuestro país se ha ganado en el concierto internacional como organizador de grandes eventos deportivos, sino que también impide el consecuente beneficio económico que acarrea celebrarlo en nuestro país. Según un estudio realizado por el Observatorio Social y Económico del Deporte, cada peso que se destina a la organización de un evento deportivo se recupera multiplicado por tres en bienes y servicios para el país/ciudad organizador. Las actuales autoridades del Deporte aún no han comprendido la diferencia entre “gasto” e “inversión”.
La organización del Preolímpico de Básquetbol 2011, reconocido por FIBA América como el mejor organizado de la historia, permitió celebrar en Mar del Plata un torneo de excelencia con quince jugadores NBA en cancha y la llegada de cuarenta mil turistas en época de “temporada baja”. Felizmente ni el entonces Secretario de Deportes Claudio Morresi ni el gobernador Daniel Scioli padecieron la miopía política que hoy se exhibe desde quienes toman las decisiones en el Deporte Nacional.
Así las cosas, nos hablan de incorporarnos al mundo y se olvidan de que la base fundamental de dicha instalación es defender el prestigio trabajosamente ganado y darle continuidad a proyectos que deben trascender gestiones y tener la sustentabilidad necesaria para evitar el aislamiento.
Queda flagrantemente evidenciado que, en lo que respecta a nuestro amado Deporte Argentino, también cambiamos.
(*): Presidente del Observatorio Social y Económico del Deporte, Confederación Argentina de Deportes. Ex Secretario de Deportes de la provincia de Buenos Aires.